... Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Juan 8:5.
Los escribas y fariseos se acercaron a Jesús haciéndole la pregunta anterior con el fin de tentarle, sin embargo, Cristo con sabiduría y misericordia respondió mostrándoles el propósito de la gran obra por la cual vino al mundo, el cual era, llevar pecadores al arrepentimiento, no para destruir, sino para salvar (Juan 3:17). Con sus palabras el Señor apuntaba a llevar al arrepentimiento no sólo al acusado, demostrándole su misericordia, sino también a los acusadores demostrándoles sus pecados (v. 9); ellos pensaron tenderle una trampa; Él procuró convencerlos y convertirlos.
Cuando Jesús mandó irse a la mujer, fue con la siguiente precaución: Vete, y no peques más (v. 11). Éste es nuestro compromiso después de haber sido salvados, puesto que, Cristo nos ha dado su favor y misericordia al perdonar nuestros pecados pasados.