Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de Gracia y Verdad. Juan 1:14
Es maravilloso entender que Dios mismo se hizo hombre para vivir la vida que ninguno de nosotros pudo haber vivido, y ahora por sus méritos nosotros obtenemos la Salvación, una vida en el Espíritu la que El vivió y desea que nosotros también lo hagamos, pues nos dejó su ejemplo... Si El venció también nosotros venceremos. Despojándose a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres (Filipenses 2:7) enseñándonos que si nos despojamos de nosotros mismos Él vivirá por nosotros.
Juan el Bautista, que fue grande delante de los ojos de Dios (Lucas 1:15) se llamó a sí mismo, "la voz que clamaba en el desierto", esta debe ser la actitud del siervo del Señor mostrando la humildad en el corazón. Porque solo Dios es digno de ser exaltado.