La ventaja del maná era poca, sólo servía para esta vida; pero el Pan de vida es tan excelente que el hombre que se alimenta de él, nunca morirá.
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros (v. 53). El cuerpo y la sangre de Cristo, hoy en día sólo tenemos dos símbolos que están frente a nosotros cada vez que como iglesia recordamos su muerte, pero que nos recuerdan el gran precio de nuestro perdón. Además, son comida y bebida para nuestra alma. Comer esta carne y beber esta sangre significa creer en Cristo.
Vivimos por Él, así como nuestros cuerpos viven por la comida. Vivimos por Él como las extremidades dependen de la cabeza, las ramas de la raíz; porque Él vive nosotros también viviremos.