... Un estanque, llamado en hebreo Betesda (casa de misericordia), el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua (Juan 5:2-3).
Hoy en día hay muchos enfermos espirituales, los cuales quizá están esperando un milagro, pero, ¿qué hacemos para recibirlo?
Este fragmento nos da una gran enseñanza, puesto que, hay ocasiones en las que Dios nos da la oportunidad de sanar, pero hacemos caso omiso, pues nuestra visión se queda corta, al solo ver una única y complicada salida.
Cuando Jesús preguntó al paralítico: ¿Quieres ser sano? (v. 6), claro que quería ser sano, pero veía como única opción el descender al estanque.
Vemos reflejada nuestra vida o la de nuestros hermanos en esta historia, claro que queremos recibir la sanidad espiritual, pero nos aferramos más a nuestras limitaciones y dificultades. Pero hoy no es el ángel quien agita el agua, sino el mismo Dios, el que agita el estanque de nuestros corazones y nos pregunta: "¿Quieres ser sano? "