Jesús le dijo: Mujer, ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré. Juan 20:15.
¡El Señor ha resucitado!
Al principio, la esperanza de los discípulos decayó, pues su maestro había muerto y su cuerpo fue puesto en una tumba, así como se sepulta a una persona normal, pareciera que todo acabaría allí. Sin embargo, ¡Él está vivo!, Lucas 24:5 dice: y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?.
Hermanos, la invitación es a considerar lo que implica que el Señor esté vivo. Primeramente, que Él es alguien vivo, y cercano a nosotros, pues está escrito en Efesios 3:17: para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,...
El hecho que Él esté vivo implica que tenemos esperanza (1 Corintios 15:20), cualquiera que sea nuestra situación actual, así como Él vive, nosotros también viviremos. Y por otra parte que Él esté vivo nos debe llevar a caminar en temor, no por miedo, sino por Su justicia (Hebreos 10:31), debemos estar conscientes de que Él conoce nuestra forma de vivir, así que cuidemos nuestro actuar ya sea en público o en privado.
El Señor les bendiga.