16 Jun

Jesús es sepultado

Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
Juan 19:38-39 [RV60]

Podemos recordar al menos cuatro personas que cambiaron en el proceso de la muerte de Jesús:
1. El malhechor, que agonizaba en la cruz junto a Jesús, pidió que se acordara de él en su reino (Lucas 23:39-43).
2. El centurión romano, el cual proclamó que Jesús verdaderamente era el Hijo de Dios (Marcos 15:39).
3-4. José y Nicodemo, miembros del concilio judío y seguidores secretos de Jesús, dejaron de encubrirse.
Estos hombres fueron impactados por la muerte de Jesús, un impacto que los movió a cambiar. Descubrieron y aceptaron quién era Jesús, y ese descubrimiento originó en ellos fe, proclamación y acción. Al meditar en Jesús y su muerte, debemos llegar a lo mismo: creer, proclamar y actuar.

José de Arimatea y Nicodemo eran seguidores de Jesús a escondidas. Temían darse a conocer por que se encontraban rodeados de los enemigos del Señor. José era un líder y miembro de honor del Sanedrín. Nicodemo, también era un miembro del concilio, fue a Jesús de noche (Juan 3:1-21), y más tarde intentó defenderlo delante de otros líderes religiosos (Juan 7:50-52). Sin embargo, menospreciaron su reputación y arriesgaron sus vidas para dar sepultura a su Maestro.

¿Es usted un creyente a escondidas?, ¿Se oculta de sus amigos y compañeros de trabajo?
Este es el momento de salir de su encierro y proclamar su fe.

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