02 Jun

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 

San Juan 17:3.

La esencia de la vida eterna es la identificación con la vida de Cristo, mediante la unión con Él (Gá. 2:20).
La vida predeterminada por Dios para los redimidos es una vida de comunión con Él.
La vida eterna es mucho más que vivir para siempre, es disfrutar la comunión íntima con Dios ahora y siempre.
La vida eterna no es solo una posesión futura, sino una realidad presente, pues es calidad de vida. En Juan 5:24 Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.
Juan escribió: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Jn. 5:13). Por supuesto, hoy es nuestra por la fe, pero un día estaremos allí (Ef. 2:6-7), cuando veamos a Cristo cara a cara (1 Co. 13:12) y le adoremos en la gloria y gozo, perfecto e interminable, del cielo
(Fil. 3:20-21; Ap. 22:3-4).

¿Cómo obtenemos la vida eterna?, Jesús nos lo dice aquí con claridad: conociendo a Dios el Padre a través de su Hijo, Jesucristo. La vida eterna requiere que los creyentes entremos a una relación personal con Dios en Jesucristo nuestro Señor. Cuando confesamos nuestro pecado y nos apartamos de él, el amor de Cristo vive en nosotros por medio del Espíritu Santo.

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