28 May

La tristeza se convertirá en gozo.

"También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo" (v. 22).

¡Que bellas promesas las que Jesús dejaba a sus discípulos!
Eran pocas las horas que faltaban para que Jesús fuera apresado. Él sabía lo que habría de venir, no sólo a su vida; también a la vida de sus discípulos (los de ese entonces, y los postreros), Jesús sabía que cuando él fuera arrestado sus discípulos temblarían de miedo, que sufrirían al ver a su maestro y amigo siendo detestado y crucificado, por ello les dejaba estas palabras rebosantes de amor, para que pudieran pasar las adversidades con gozo y paz.

En la actualidad estas palabras siguen vivas, no tienen fecha de caducidad. El cielo y la tierra pasarán, pero sus palabras no pasarán (Lucas 21:33).

Cuando el dolor y la tragedia toque nuestra vida recordemos siempre estas promesas, descansemos en ellas, pues el dolor en este mundo es temporal para los que creemos en Dios, pues nuestra ciudadanía está en los cielos (Filipenses 3:20).
Descansemos y confiemos en Dios y sus promesas, recordemos que: "Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría" (Salmos 30:5).

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