Seis días antes de la Pascua, vino Jesús a Betania, dónde estaba Lázaro, el que había muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Martha servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con Él. San Juan 12:1-2
Entender que algún día estuvimos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1) estando ajenos a la ciudadanía de Dios, y ahora creer que por su Gracia fuimos resucitados por su Palabra así como Lázaro, es una bendición grande cuando El señor nos llamó por nuestro nombre (Juan 11:43) para salir de muerte a la vida. Nuestras vidas después de 4 días no olían muy bien, pero ahora son olor fragante (v. 3) delante de su presencia por la sangre de Jesús.
Nosotros que estuvimos muertos; pero algún día inclusive participaremos de la mesa del Rey para la celebración de las bodas del Cordero como enseña (Apocalipsis 19:9), así como Lázaro estaba a la mesa cuando Jesús vino a Betania en vísperas de la Pascua y le hicieron una cena (v.2).
Todas estas cosas sucederán porque la Palabra de nuestro Dios es verdadera, estemos preparados para participar de ese gran privilegio.
El Señor les bendiga Siempre