11 May

Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
Juan 11:48

Una causa más se sumaba al enojo y preocupación de los fariseos. Ahora las autoridades religiosas buscaban detener a Jesús porque sus acciones ponían en riesgo la relación con los romanos, y temían sufrir la destrucción del templo y de la nación.
Pensemos un momento en aquel templo, pues parecía importarles mucho, aunque los hechos demostraban lo contrario pues no les causaba molestia que fuera usado como "mercado", aunque al Señor Jesús le pareció más apropiado llamarlo "cueva de ladrones" (Marcos 11:17).
Con la finalidad de resguardar la estabilidad de la nación y el templo, se tomó una decisión, "nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca" (v.50).
Así como aquellos hombres consideraban conveniente sacrificar al Señor antes que perder cosas materiales, tristemente también hoy vemos comportamientos similares, grupos de alabanza sacrificando buenas letras con tal agradar más a los oyentes, predicadores sacrificando la verdad de la Biblia con tal de comprobar una doctrina de hombres, olvidando lo escrito en Colosenses 3:23 "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres".
Siempre que algo está antes que Jesús, siempre que el Señor puede ser sacrificado con tal de conservar algo en nuestra vida; estamos delatando quien es nuestro dios. Como podemos ver la idolatría va más allá de la adoración de imágenes.
Hermanos la invitación de Dios es aquella que encontramos en Hageo 1:5
"... Meditad bien sobre vuestros caminos."

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