02 Aug
02Aug

Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero.
Hechos 8:18



Al continuar con la lectura del capítulo 8 nos encontramos con la historia de Simón, un hombre que ejercía la magia (v. 9); esta persona pensó en obtener con dinero el poder que tenían los apóstoles, pensó que los apóstoles podían transmitir este poder a otras personas, como si los apóstoles fueran la fuente de él, pues la expresión de Simón en el versículo 19 fue: "Dadme también a mí este poder"; pero no es así, ellos no eran la fuente, el Señor se los había otorgado por medio del Espíritu Santo que había venido sobre ellos, tal como el Señor lo había prometido (Hechos 1:8).

No caigamos en el error de buscar una unción a través de medios humanos, pues el Espíritu Santo es el que decide la dirección del hombre, y no al revés. Tampoco pensemos que se puede ofrecer algo material al Señor para obtenerlo, pues todo lo que hay ya le pertenece a Él (Salmos 24:1). ¿Alguno quiere que el poder de Dios se manifieste en su vida?, ciertamente esto viene de Dios, pero en lo que a nosotros respecta, es necesario pasar tiempo con el Señor, en la oración, el ayuno, la lectura de la palabra; tal como lo aprendemos del Señor Jesucristo, Él pasaba tiempo con el Padre, y también lo aprendemos de los apóstoles, "... y les reconocían que habían estado con Jesús" (Hechos 4:13).

El Señor les bendiga.

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