En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar.
Hechos 1:1
Lucas da continuidad a lo que antes había escrito, ahora como autor del libro de Hechos.
En más de una ocasión he podido escuchar una de las enseñanzas que nos da este versículo, y está en el orden de los verbos "hacer y enseñar" (v. 1). Aquel que enseña y no hace conforme a sus palabras, habla hipocresías, simplemente es un actor, creo que todos hemos sido culpables de esto en repetidas ocasiones. Pero el Señor, "hizo y enseñó", y aquí está una de las razones por las que aquellas personas se admiraban de su doctrina, una de las razones por las cuales sus palabras tenían y tienen autoridad (Marcos 1:22), esta razón es: que la vida ejemplar del Señor estaba a la altura de sus enseñanzas, cuando pidió que alguien sacrificara su comodidad; Él ya la había sacrificado primero (Lucas 9:58), en aquella ocasión cuando enseñó sobre el servicio; lo enseñó sirviendo (Juan 13:14-15).
Estos son los Hechos ejemplares del Señor, pero ahora veremos los hechos de aquellos que creyeron en su Nombre, podemos decir que estos hechos tienen continuidad hasta hoy; pues por su gracia la Iglesia del Señor continúa su peregrinar en esta tierra, y nosotros somos parte de este cuerpo.
Hermanos este libro es una oportunidad de evaluar nuestra vida y ver si somos aquellos testigos de Hechos 1:8. Y un testigo es aquel que defiende una verdad, y aunque para muchos pudieran faltar pruebas para aceptar la declaración del testigo, él está dispuesto a morir por esta verdad, antes que negarla. ¿Qué tan lejos estamos dispuestos a ir por defender nuestra fe?, tal vez nuestras palabras están por arriba de nuestras acciones. Puede que así sea, tal vez nos falta valentía para sostener la verdad. Si algo aparentemente grande nos intimida debemos recordar la grandeza de la verdad que publicamos (Hechos 4:20), y la grandeza del Nombre en el cual publicamos esta verdad (Hechos 4:10).
Que el Señor nos fortalezca.
