Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Hechos 5:41
“No es necio aquel que da lo que no puede conservar, para ganar lo que no puede perder” Jim Elliot.
Gamaliel no emitió un juicio, su postura daba lugar a la posibilidad de que aquella obra fuera de parte de Dios (v. 38, 39). Y mientras unos se resistían a la verdad y otros dudaban, los apóstoles estaban seguros de que esa Obra no se desvanecería jamás. Su fe era tal que, a pesar de todos los padecimientos por los que pasaron, no cesaron de predicar la Palabra (v. 41, 42).
Algo que caracterizó a los apóstoles, es el firme gozo que mantuvieron aun en medio de las persecuciones, ellos sabían que seguir a Jesús no les garantizaba reposo y vidas tranquilas, todo lo contrario, pero sí les garantizaba un "gozo inefable y glorioso" (1 P 1:8). Capítulos más adelante, el apóstol Pablo, exhortaba a los discípulos diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22.
Aquel gozo, aquel amor por las almas, la confianza y el valor para enfrentar esas tribulaciones, la obtenían de la satisfacción en Cristo que sobrepasa todo lo que el mundo podía ofrecerles. Pues sus ojos estaban puestos en lo eterno y no en algo temporal como lo es el mundo. Una vez más: Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 2 Corintios 4:17.
Ahora, meditemos en esto: si dejáramos atrás toda comodidad en nuestro caminar con Cristo, como muchos de nosotros las tenemos, ¿saldríamos gozosos después de padecer, acusados de proclamar el evangelio? Leamos 1 Pedro 4:12-19.