Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
Hechos 3:6
Este es el primer milagro que Hechos registra y que fue realizado por medio de los discípulos. Pedro dio a aquel hombre poder en el nombre de Jesús, pero él no podía darlo si no lo tenía en su propia vida.
En estos tiempos abrumadores, en donde todo parece complicarse más y más, tal vez hemos llegado a dudar y a preguntarnos, ¿los milagros de sanidad, aún existirán? o aún más, ¿podré yo orar por sanidad?
Claro que podemos, Santiago 5:14-15, dice: "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados". Estas palabras son una verdad vigente, pero primero debemos analizar nuestras vidas, porque muchas personas quieren decir: "Levántate y anda", pero no han recibido el poder de Dios para transformar su propia vida; deseando sanar un mal secundario al pecado, intentan dar algo que no han recibido.
Nosotros como cristianos, debemos estar seguros de que ese poder mora en nosotros, y que hace un trabajo constante en nuestras vidas. Después, saber que Él nos permite participar en sus propósitos mediante la oración, en la proporción en que vivimos en comunión con Él (John Piper). 1 Juan 5:14 dice: Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Así que, esa oración deberá estar tan purificada y tan saturada con Cristo y su Palabra que coincidirá con sus planes.