19 Sep
19Sep

Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quién soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo. 

Hechos 27:23-24


En esta lectura vemos que en medio de la tempestad, se había extinto toda esperanza de salvarse; pues habían pasado varios días y noches sin ver el sol ni las estrellas, y los azotaba una gran tempestad; pero el apóstol, con la intención de animarlos, les comparte las palabras del ángel de Dios. Estas palabras traían una esperanza, una esperanza que descansa en que nuestro Dios es poderoso para guardar la vida de Sus hijos, y siempre cumplirá Su propósito en nuestras vidas; aunque las circunstancias parezcan adversas.

Otro ejemplo, un tanto diferente, pero que también nos muestra a Dios cumpliendo sus propósitos, es la historia del profeta Jonás. Después de negarse al llamado de Dios, el Señor le aplica disciplina; al final, estas experiencias lo llevan a cumplir el propósito de Dios (Leer el libro de Jonás).

Debemos buscar la voluntad de Dios. Aceptar los propósitos que Él tiene para nosotros y no negarnos. Debemos confiar en Él, y saber que las cosas sucederán a su debido tiempo.

Como dice el apóstol Pedro;

Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén (1 Pedro 5:10-11).


Confiemos en que nuestro Dios hará la obra en su debido momento, toda la gloria sea Él. 

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