09 Sep
09Sep

Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

Hechos 20:29-30


Estas son palabras con las que Pablo se despedía de los ancianos de la iglesia de Éfeso. Por su parte, Pablo se encontraba en paz, por qué sabía que les había enseñado todo lo necesario durante su estancia, y había cumplido fielmente su labor (Hechos 20:26-27); pero vemos cómo en estos versículos habla acerca de los peligro que vendrían después de que él se marchara, vendrían hombres cuyas acciones son comparadas con las de un lobo hambriento. 

Y al hablar de este "peligro", menciona dos cosas que quisiera resaltar:

  • Lo primero es: “entrarán en medio de vosotros” (v. 29). Los lobos que acechan a la iglesia, nuestra vida espiritual o a nuestra familia, muchas veces se encontrarán dentro de la iglesia, es decir, debemos estar siempre despiertos y vigilantes, aun cuando nos encontremos entre “hermanos” (1 Corintios 5:9-11). 
  • El segundo punto es: “no perdonarán al rebaño” (V. 29). Los lobos que acechan nuestra vida espiritual, nuestra familia o nuestra iglesia, no dudarán en hacer mal, esa es su misión (Juan 10:10; 8:44).

Ahora bien, si sabemos que los lobos que nos acechan pueden estar muy cerca de nosotros, y que tienen como objetivo dañar nuestra vida espiritual y a la Iglesia, ¿Qué podemos hacer?

Pablo nos da una respuesta, él les dice a aquellos hombres: "velad" (v. 31), es decir, estar atentos y en comunión constante con Dios y entre hermanos, así también, debemos acordarnos de las enseñanzas que nuestros líderes y autoridades nos han compartido con tanto esfuerzo y esmero. Además, es necesario encomendarnos a Dios, y a su Palabra, la cual tiene el poder para edificarnos y ayudarnos a decidir en cualquier tipo de situación (Hechos 20:31-32).

Así, pues, hermanos, está es la invitación; que estemos velando, en una comunión constante con Dios y con nuestros hermanos, recordando todo lo que Dios ha hablado a nuestras vidas por medio de su Palabra y de nuestros líderes o autoridades.

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