09 Sep
09Sep

Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.

Hechos 19:9


Una vez más podemos observar como el apóstol Pablo se esforzaba por exponer el Evangelio del Señor de manera correcta, una de las cosas que esto implicaba es que habría que dejar de lado a los incrédulos, y continuar con los creyentes y por los que aún no conocían el evangelio.

Antes de esto, el Señor Jesucristo nos dice en Mateo 7:6: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”. A través de estas palabras entendemos que, los que blasfeman la Palabra han existido desde los primeros años de la expansión del evangelio; y aún antes. Estas personas, al escuchar de la Palabra de Dios, la rechazan con burla y violencia, y persisten en sus malos caminos; este es un versículo muy fuerte, pues lo que nos manda hacer ante estos casos es: no insistir más, porque entonces se hartarán, y en lugar de creer, estarán despreciando y burlándose de algo Santo; el mandato es: alejarse de los que reaccionan al evangelio de esta forma, no debe ser una opción el ponerse a discutir con ellos. Lo mejor en estos casos es orar al Señor por ellos, ya que solo él conoce quiénes serán salvos; Romanos 8:30 dice: “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”. Entonces, entendemos que el Señor Jesús conoce a los que serán salvos, y definitivamente no pueden perderse, esto no quiere decir que podemos dejar de predicar el Santo Evangelio, por el contrario, debemos de hablar de las buenas nuevas de Salvación, claro está, sin aferrarnos a que todos creerán y aceptarán el mensaje con gusto, más bien confiemos en que nuestro Dios hará la obra en el momento indicado y con sus escogidos.

“Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.” (1 Corintios 12:3)

Es evidente entonces que los llamados por Dios buscarán glorificar a Dios en todo tiempo.


  Dios les bendiga amados hermanos.

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