Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero.
Hechos 19:27
¿Qué cosa era más importante para Demetrio y sus colegas?, ¿sería el dinero?, ¿o era Diana?, ambos ídolos estaban fuertemente ligados, así que es complicado determinarlo.
Cuan triste es la esclavitud a la idolatría, el salmista lo describe así: “Los ídolos de ellos son plata y oro, Obra de manos de hombres. Tienen boca, mas no hablan; Tienen ojos, mas no ven; Orejas tienen, mas no oyen; Tienen narices, mas no huelen; Manos tienen, mas no palpan; Tienen pies, mas no andan; No hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, Y cualquiera que confía en ellos.” (Salmo 115:4-8).
Es un ídolo todo aquello que le quita la centralidad a Dios, es decir, la idolatría va más allá de las imágenes y esculturas, todos estamos expuestos a fabricar un ídolo, incluso los cristianos.
Un ejemplo es el que menciona el hermano Bob Kauflin: “La excelencia artística ha reemplazado a Dios como el objeto de adoración. La excelencia musical, entendida correctamente, es buena. Pero como todos los ídolos, es un mal dios.”
Somos capaces de hacer un ídolo de cualquier cosa. Amar las alabanzas más que a Dios, amar las predicación más que a Dios, amar servir en tu congregación más que a Dios, o amar que nos miren servir, idolatría a los autores cristianos, idolatría a mis líderes, idolatría a mi novio(a); todos ellos son ídolos que se encuentran muy bien camuflados en el mundo cristiano.
Es momento de examinar nuestro corazón y ver si Dios está en el centro.
Y si encontramos algún ídolo, no olvides que Dios es amplio en perdonar. (1 Juan 1:9)