Declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.
Hechos 17:3
Cuando Pablo discutía con los judíos, les hablaba acerca de una verdad muy importante, mencionada en el v. 3, que también la podemos encontrar en Lucas 24:46; pero algo muy importante es que hacía esto por medio de las Escrituras.
Todas las enseñanzas deben ser compartidas utilizando la Palabra de Dios, con base en todo lo que ahí está escrito, pues, en las Escrituras, encontramos los mandamientos de Dios, de los cuales podemos adquirir inteligencia y encontrar el camino correcto (Salmos 119:104); también encontramos consejos (Salmos 119:24); además la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, redargüir, corregir y también instruir (2 Timoteo 3:16), además Salmos 119:105 dice: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino."
La Escritura que Dios nos da, es la que debemos escudriñar y compartir, nada que podamos decir por nosotros mismos será mejor que la Palabra de Dios, Hebreos 4:12 dice: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón."
No debemos intentar compartir un mensaje, o dar un buen consejo, sin fundamentarnos en las Escrituras, pues nosotros somos mensajeros de lo que Dios nos enseña por medio de su Palabra. Leamos las Escrituras, pidamos sabiduría, que sin dudar Dios nos la puede dar (Santiago 1:5-6), y pidámosle a Dios que nos enseñe y nos ayude a comprender las Escrituras (Lucas 24:45), y como el salmista escribió: "Tu siervo soy yo, dame entendimiento para conocer tus testimonios." (Salmos 119:125)