Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están .
Hechos 15:36
En aquel tiempo, los apóstoles, anunciaban el Evangelio no solo en lugares públicos, sino también haciendo visitas en las casas (Hechos 20:20). En esta lectura notamos una referencia de ello, pues, Pablo propuso a Bernabé, que volvieran a visitar a los hermanos de las ciudades en donde el Evangelio ya había sido anunciado, con el fin de saber cómo estaban.
Uno de los primeros versículos que me gustaría citar para iniciar esta reflexión es: Salmos 133:1 (NTV) “¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía !”
¿Por qué?, Porque como dice la Palabra: es algo maravilloso y agradable.
Vemos aquí la importancia de visitarnos entre hermanos, ¿y con qué propósito?, principalmente para: impulsar la santificación mutua, exhortarnos, meditar en la Palabra de Dios, orar juntos, alabar y exaltar el nombre que es sobre todo nombre, y si fuere necesario, para dar una palabra de amonestación.
Más adelante, en Hebreos 10:24, el autor nos dice: Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras.
Ahora, por la situación que se vive, quizá no sean posibles las visitas frecuentes, pero hay algo que sí podemos hacer, y esto es, estar en comunicación con nuestros hermanos, hoy día contamos con diferentes medios de comunicación, para preguntar: ¿cómo estás?, y no me refiero a lo secular, sino más bien a lo espiritual, pues, muchas veces hay hermanos que están en una condición vulnerable, y allí nosotros podemos darles un consejo a través de la Palabra, y también orar por ellos.
Así que la invitación es a que estemos en contacto como hermanos, que nos ayudemos para crecer espiritualmente, y aprovechemos el tiempo y las conversaciones para las cosas que edifican.
Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano (1 Juan 4:21)