Habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.
Hechos 15:31
Este capítulo, se centra en cómo el concilio tuvo que reunirse para tratar el problema que había surgido (v. 1) además, podemos ver que el Espíritu Santo les dio la sabiduría para poder resolver tal situación, y así lograr que los hermanos fueran consolados y confirmados en la fe (v. 30, 31).
Cuando fuimos convertidos de nuestros pecados y obtuvimos salvación, tal salvación fue por gracia y solo a través de la fe (v. 11). De igual manera, Efesios 2:8-9 dice: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Como sucedió con los hermanos de Judea, hoy existen doctrinas que sujetan la salvación a las obras, nos hacen creer que necesariamente tenemos que hacer ciertas prácticas o seguir reglamentos para obtener salvación, pero al final, todo esto solo traerá cargas y opresión a nuestro espíritu.
Santiago 2:17 dice que la fe sin obras es muerta, y lo es, pues Dios preparó buenas obras para que anduviésemos en ellas (Efesios 2:10), pero recordemos una vez más, “porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros”, así que, si alguna vez hemos llegado a creer que necesariamente tenemos que seguir una serie de reglas estrictas para alcanzar la salvación, no es así, puesto solo a través de Jesús la obtenemos, y conforme seamos llenos de su Espíritu Santo, Él producirá en nosotros el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:13)
Entonces, de nada nos serviría tratar de obtener la salvación por medio de nuestros actos, pues el Señor siempre ha sido concreto en lo que nos pide, he ahí la importancia de mantener comunión con Él. Pero no olvidemos: Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14), y no convirtamos en libertinaje la gracia de nuestro Dios (Judas v. 4).