De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido.
Hechos 14:26
Pablo y Bernabé terminaron este primer viaje y regresaron victoriosos, pero tuvieron que pasar por situaciones difíciles así como lo leímos ayer (Hechos 14: 19). A pesar de todo esto, ellos predicaron la palabra de Dios (Evangelio) en cada ciudad a la que llegaron. Dios los había enviado, Dios los sostuvo, los acompañó, los libró de la muerte, y les abrió puertas, esas puertas que Dios abrió fueron los corazones de hombres y mujeres que entregaron su vida al Señor, tanto judíos como gentiles.
Al llegar a Antioquía, ellos dieron un informe de todas las cosas que Dios había hecho con ellos (v. 27), y no de lo que ellos hicieron. Hermanos, si hemos compartido el mensaje de salvación con alguien que posteriormente se convirtió, es necesario reconocer que esto fue hecho por el poder de la palabra de Dios, no tiene nada que ver con nosotros, porque somos seres humanos con muchos defectos, entonces una obra tan sobresaliente y perfecta solo puede prevenir del Señor, y debemos darle toda la gloria a Él. Nada somos, Dios es el que da el crecimiento, nosotros solo plantamos y regamos (1 Corintios 3:6).
Algunas veces podríamos pensar que lo que le pasó a Pablo fue malo, pero Dios sabía lo que estaba haciendo, y el hecho de que Pablo sufriera de esta manera, aportaba a que otros creyeran, y se dieran cuenta que estos hombres de Dios tenían algo más valioso que su propia vida, tenían paz con Dios, el conocimiento de la verdad, y una vida eterna.
¿Cómo está tu relación con Dios?, ¿hablas con Él?, ¿lo alabas?, ¿clamas a Él? ¿Cómo contaremos con nuestras bocas sus maravillas?, ¿cómo invitaremos a que otros le conozcan, mientras nosotros no buscamos conocerlo más? No descuides tu relación con Dios, la comunicación personal que tienes con el Señor impactará automáticamente a los que te rodean, nosotros tenemos que ser los instrumentos para llevar el nombre de Señor en presencia de los gentiles (Hechos 9:15), sabiendo que Él va con nosotros, no temamos, Dios no nos dejará solos, Él nos sostiene, nos ayuda, pone las palabras en nuestras bocas, y nos regresa en victoria.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15:58), tenemos que ir sin temor a donde Dios nos envíe, y regresaremos con grandes testimonios como los de estos misioneros, y si pasamos por circunstancias difíciles en algún momento, debemos de enfrentarlas con gozo, no importa, todo se trata de Dios.
Dios les bendiga hermanos.