Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
Hechos 14:22
Pablo, aún siendo apedreado por las personas, reconocía que esto era necesario en su peregrinar como testigo de Cristo en la tierra, es decir, era necesario pasar por todas estas circunstancias buenas, malas
y terribles mientras compartía el evangelio al mundo.
Es importante recalcar la reacción de Pablo al pasar por esta situación, él no titubeó ni dudó de lo que hacía, sino al contrario, él se gozaba y aceptaba estas adversidades (2 Corintios 12:10).
En muchas ocasiones, nuestra vida espiritual pasa por diversas situaciones que no son de nuestro agrado y, estando ahí, tristemente cometemos el error de titubear o dudar, en vez de reconocer que todo lo que vivimos es necesario para un propósito (Jeremías 29:11; Romanos 8:28). Este propósito de parte de Dios es esencial para nuestro crecimiento espiritual, ya que a través de estos procesos nos damos cuenta de nuestra debilidad como humanos, y somos llevados a recordar y reconocer nuestra necesidad de Dios.
Además, vemos otra acción importante del apóstol Pablo, él no se guardaba para sí mismo la consolación y el ánimo, sino que compartió esto con los demás hermanos, y los exhortó a qué permanecieran en la fe.
Es increíble notar las reacciones de este hombre ante tal situación, ya que, algunas veces a nosotros nos es complicado buscar avivar nuestro propio ánimo (Proverbios 18:14). Muchas veces, en esos momentos difíciles para nosotros, somos tomados por el egoísmo, y lo que menos pensamos es en animar a los demás.
Hermanos, sabemos que en la actualidad han pasado tantas cosas, y muchos de nosotros estamos atravesando por diversas situaciones. En primer lugar, es necesario que entendamos que todo lo que pasa en nuestra vida y en nuestro entorno siempre tiene un propósito. En segundo lugar, debemos aprender a avivar nuestro ánimo en estas condiciones, acercándonos y confiando en el Señor (Santiago 5:13; Salmos 34:4-22), para que de esta forma podamos también animar a los que nos rodean.
Pablo nos anima a seguir adelante y a permanecer firmes en la fe, avivemos nuestro espíritu y ánimo hermanos.