09 Sep
09Sep

Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. 

Hechos 14:3


Continuamos con el viaje misionero de Pablo y Bernabé. En la lectura de ayer alcanzamos a ver que ellos llegaron a Iconio, y después de predicarles, muchas personas creyeron en Jesús (v. 1), pero no todos, pues algunos judíos incitaban a los gentiles en contra de los hermanos (v. 2).

Pablo y Bernabé no iban solo de paso, no predicaron y se marcharon, como si simplemente buscaran cumplir con un lista de ciudades por visitar, sino que, a pesar de las dificultades decidieron quedarse, y ahí estuvieron por mucho tiempo, ellos confiaban en Dios, pues, continuaron predicando valientemente sin importándoles lo que los judíos pudieran planear, y el Señor confirmaba sus palabras concediendo que se hiciesen señales y prodigios (v. 3). 


En cierta medida nosotros también hemos padecido rechazo, o que hablen en nuestra contra y nos señalen por causa de Cristo. Apliquemos las enseñanzas de esta historia a nuestra vida, “detengámonos y hablemos con valor, confiados en Jesús” (v. 3), de igual manera, consolemos a los hermanos que están pasando por estas situaciones, “…por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4). Mantengámonos firmes en Jesús, y sigamos proclamando el evangelio, Jesús dijo “El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió” (Lucas 10:16). ¡Confortémonos los unos a los otros!

   Nuestra confianza está en el Señor.

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