09 Sep
09Sep

Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.

 Hechos 12:5


Al leer este libro, es muy seguro que haya notado la unidad que caracteriza a la iglesia de Cristo, y el poder de la oración. Es de admirar su perseverancia en la oración aun en medio de situaciones difíciles, y este relato es un ejemplo de ello; al mismo tiempo que Pedro sufría las cadenas, la iglesia sufría con él, pues, este grado de unidad, los movía a la oración (v. 5). 

Amados hermanos, este tiempo difícil, donde cada uno de nosotros está atravesando por situaciones complicadas, es un llamado a que como iglesia estemos unánimes en oración los unos por los otros, elevando así, oraciones sinceras, humildes y perseverantes (Efesios 6:18), no confiando en lo mucho que podemos decir (Mateo 6:7) o hacer, sino que, como el profeta Daniel digamos: ...porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Daniel 9:18.

No importa que por ahora nos encontremos lejos físicamente, pues el Señor es quien obrará y librará del mal a cada uno de nosotros, así como lo hizo con el apóstol Pedro (v. 11). Y con esta confianza en nuestro corazón, la encomienda es: Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17.

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