Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.
Hechos 11:23
Como ya hemos estudiado en los capítulos anteriores, la iglesia del Señor siempre ha sufrido persecución, y la soberana gracia de Dios ha salvado aun a los perseguidores, tal como lo hizo con nosotros.
Contra la iglesia se han cometido asesinatos, calumnias, encarcelamientos, prohibición de la predicación, por mencionar algunos; asimismo, para los miembros de la iglesia, hay tiempos adversos, tiempos de escasez, o de enfermedad; pero todo lo anterior está bajo el control soberano de nuestro Dios. Y con la ayuda del Señor, aun en medio de todo esto debemos regocijarnos, y animarnos mutuamente cada día, a que con un corazón firme, permanezcamos fieles al Señor (v. 23). Pues... ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Romanos 8:35-37).
He aquí un hermoso fragmento de la Palabra en el cual podemos encontrar reposo, y si ya vives en esta seguridad, quizá quieras compartirlo con algún hermano, animándolo a que a pesar de todo permanezca fiel al Señor.
El Señor sea nuestra fortaleza. Ánimo.